sábado, 12 de febrero de 2011

una hora, un capuchino, con él


Subí corriendo, cogí mis cosas, y me puse los deportes. Bajé y salí por la puerta. Él espetaba en su coche. Me monté y me quedé mirando por la ventana. Arrancó y nos fuimos, aquel lugar era el sitio de veraneo de la mayoría de nosotros. A una hora de nuestra cuidad, condujo durante cinco minutos, y se desvió a una estación de servicio que había cerca. Lo que pasaba por mi cabeza en ese momento de todo menos felicidad.  Aparcó y me abrazó.
-          Gracias.
-          Te invito a un capuchino.- me miré, iba con unos pantalones cortos grises, una camiseta y unos deportes con calcetines- no vas tan mal.- Sonreí.
-          ¿Por qué no estás mal?
-          Porque tu estás peor, y porque ya lo sabía.
-          Yo también
Entramos en la cafetería, solo había camioneros tomando café. Eran las  4 de la madrugada. Jaime estaba en la barra pidiendo. Era raro no parecía casi afectado. Yo ya no lloraba, tanto.  Tenía miedo, ¿y si todo el mundo era así? Un año de relación, para esto… tonta fui yo cuando pensé que me iba a casar con él. Volvió con los capuchinos:
-          Vamos no puede ser tan bueno…
Le miré, pero ¿y si lo era? Estaba tan dolida, no dije nada, solo mire por la ventana.
-          Lo único bueno es que no tengo que volver. De hecho no voy a hacerlo.
-          ¿tu graduación no es la semana que viene?   
-          Si, pero no me importa. Tengo todos los exámenes hechos y aprobados. Me iré a...vivir…no quiero ver a nadie…si quieres venir…

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