sábado, 12 de febrero de 2011


Al menos él sonrió, abrí la puerta y me despedí de él entré en mi casa a las 6 de la mañana. Estaba toda llena de polvo, con suerte habría algo que me pudiera poner, porque hacía frío.
Entré y deje mi mochila, me acosté en la cama. Veía todo lo que había pasado con él y me daba pena,  pero también lo había habido  malos.
Tras un tiempo que seme había hecho eterno, me levanté y encendí la tele, no había nada pero yo la miraba, pasaba el tiempo, y empezó a llover. Las horas pasaban y yo no podía parar de pensar, si al menos me durmiese…  creo que fue el día mas largo de mi vida, sobre a las siete creo que por fin me dormí, pero no duró mucho porque mas o menos dos horas después tocaron el timbre.
Cuando reaccioné me asusté, y si era Alejandro que le iba a decir, la verdad es que no tenía muchas ganas de verlo. Me levanté y todos los muebles se pusieron por en medio, llevaban una manta que se quedó pillada  debajo del sillón, y sí, me tropecé y casi me caí. Cuando conseguí llegar a la puerta, abrí, pero estaba demasiado ocupada tirando de la manta, asique no me di cuenta de quien era hasta un minuto después que decidió hablar.
-          Tienes una seria pelea con tu manta
-         
Jaime…-estaba llorando, bueno en ese momento se estaba riendo, de mi- tengo cierta tendencia a que los chicos os riais de mi….pasa
-          Sabes, he bajado y cuando mi móvil ha tenido cobertura me han empezado a llegar mensajes, de todo el mundo, y me decían que como le había hecho eso a Rose, que me había ido contigo, y la había dejado destrozada…
Mi cara era un cuadro en ese momento, habían jugado con nosotros, nos sentamos, y yo apoyé la cabeza en la mesa, mis lágrimas empezaron a bajar otra vez, ¿que clase de personas eran? Él me tocó la cabeza.
-          No tenemos amigos, ya no. –dijo él.
-          No tiene sentido que bajes, quédate aquí.
Asintió.
Nos quedamos mirando embobados, en 24 horas mi vida se había vuelto al revés. Mi corazón estaba destrozado, y mi orgullo, mi orgullo ya no existía. Pasamos el tiempo sin hacer nada, ya me había quedado sin lágrimas, fue a una de las habitaciones, y salió con el móvil en la mano pareció cabreado pero no dijo nada, asique lo hice yo:
-          ¿Pasa algo?
-          Si… no debería estar aquí a solas contigo.la gente no para demandarme mensajes.
-          Perdón…

 Decidí que no quería hablar con él porque terminaría hiriendo mis sentimientos y no quería enfadarme con él.  Me metí en una de las habitaciones y me puse a escuchar música, era música triste por lo que no me animaba mucho, estuve llorando un rato, cuando me acordaba de los mejores momentos. Cuando salí de la habitación una hora mas tarde, no me miró. Me senté y miré la televisión:
-          Para de llorar-me dijo- él no podía ser tan bueno, y que le jodan y deja de hacerte la victima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario